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el tomate un clásico infaltable en la huerta y en la mesa

El tomate: un clásico infaltable en la huerta y en la mesa

El tomate es uno de los cultivos más apreciados por los horticultores y consumidores. Además de ser protagonista en la cocina —ya sea en ensaladas, salsas, conservas o jugos—, es una excelente fuente de vitaminas, minerales y antioxidantes naturales que benefician la salud.

Su versatilidad y sus cualidades nutricionales lo convierten en un alimento esencial de la dieta mediterránea y un clásico de las huertas familiares.

Clima y suelo

El tomate es una planta que se adapta a una amplia variedad de suelos, aunque prefiere aquellos ricos en materia orgánica. Tolera cierta acidez y presencia de sales, pero los momentos más delicados son la germinación y el desarrollo de la plántula, por lo que en esas etapas conviene ofrecer condiciones favorables y un riego equilibrado.

La temperatura ideal para la germinación de las semillas es de 28 a 30 °C.

Siembra y trasplante

Se recomienda sembrar en almácigos desde fines de julio hasta noviembre (en agosto con protección mediante túneles plásticos o cajones).
A los 40 o 50 días, cuando las plantas ya están bien desarrolladas, se realiza el trasplante, preferentemente al atardecer y con un riego inmediato para evitar el estrés de la planta.

Distancia de trasplante:

  • Entre hileras: 90 cm
  • Entre plantas: 30 cm

Estas distancias son ideales para cultivos “tutorados”, es decir, cuando las plantas se conducen en forma vertical con uno o dos tallos.

Variedades de tomate

Existen dos grandes tipos de tomate:

  • De crecimiento determinado: plantas más bajas, de producción escalonada y precoz.
  • De crecimiento indeterminado: de porte alto, con una producción concentrada en el tiempo.

Entre las variedades más destacadas se encuentran: Platense, Santa Clara, Santa Cruz, Río Grande, Tropic, Marmande, Florace y los desarrollos locales del INTA como Caroca y UCO Plata.

Cuidados del cultivo

Para obtener una buena producción, es importante realizar labores de mantenimiento durante el crecimiento:

  • Carpidas: para eliminar malezas y mantener el suelo aireado.
  • Aporque: ayuda a fortalecer el tallo y favorecer nuevas raíces.
  • Tutorado y atado: permiten mantener los frutos alejados del suelo, evitando enfermedades.
  • Desbrote: eliminar brotes laterales que restan energía a la planta.
  • Eliminación de hojas inferiores: mejora la aireación y previene hongos.

El riego debe mantenerse sin excesos, conservando el suelo con un 70 % de su capacidad de retención. El exceso de agua puede provocar lavado de nutrientes y afectar la respiración de las raíces.

Plagas y control biológico

Las principales plagas del tomate son los trips, la polilla del tomate y la chinche del tomate.
Para su control, se puede recurrir a métodos naturales como el azufre mojable, cenizas de madera, tierra de diatomeas y asociación con albahaca.

Además, es fundamental favorecer la presencia de enemigos naturales como:

  • Trichograma y Pseudoapanteles (controlan la polilla del tomate)
  • Encarsia (controla mosca blanca)
  • Orius o “chinche pirata” (controla trips y pulgones)

De esta forma se fomenta un manejo agroecológico, reduciendo el uso de químicos y cuidando la biodiversidad del entorno.

Cosecha

La cosecha comienza entre 80 y 90 días después del trasplante. Los frutos deben recolectarse cuando adquieren un color rojo intenso si son para consumo inmediato. En ese punto concentran su máximo sabor y valor nutricional.

En resumen

El tomate es un cultivo noble, adaptable y generoso. Requiere cuidados básicos, pero recompensa con una abundante cosecha de frutos frescos, nutritivos y llenos de sabor.

Cultivar tomates en la huerta familiar no solo aporta alimentos saludables, sino que también fortalece la conexión con la tierra y el valor del trabajo cooperativo.

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