Login

Lost your password?
Don't have an account? Sign Up

SEMILLAS DE COOPERATIVISMO CON CALIDAD INTERNACIONAL

alonso

Guillermo Alonso, Presidente de Valles Iglesianos

Hace un año que están usando el sistema de riego por goteo gracias a un programa de RSE de Barrick y Silver Wheaton. Los resultados los tiene tan entusiasmados que ya proyectan ampliar a más hectáreas, a otros cultivos y hasta exportar. Historias de productores felices.

Las caras felices de los productores mientras cuentan su primera experiencia de riego por goteo y muestran sus resultados es la mejor imagen para estas páginas, una postal que parecía perdida en estos tiempos y una alegría contagiosa.

Son las caras de los agricultores de cooperativas distribuidas en Iglesia y Jáchal, donde las empresas Barrick y Silver Wheaton hace un año pusieron en marcha un programa para el uso eficiente del agua, como parte de sus proyectos de Responsabilidad Social Empresaria (RSE). Con una inversión de 700.000 dólares dotaron de sistemas de riego por goteo, dos en Iglesia y dos en Jáchal a grupos productivos, y otros dos en escuelas. Esta semana mostraron los primeros resultados: 90 % de efectividad en el uso del agua, mayor productividad de la siembra, optimización de agroquímicos, posibilidades de nuevas variedades y ampliación del área sembrada.

Es la primera vez que los productores de las cooperativas tienen acceso a estas tecnologías de riego y fue necesario no sólo aportar el sistema sino también la transferencia de conocimientos junto a un seguimiento permanente. Pero el proyecto incluye el cierre de toda la cadena productiva y la pata de la comercialización es vital, por eso ya hay contactos con una firma holandesa interesada en las semillas de estos valles.

La necesidad de sumar riego por goteo en estos departamentos alejados es mayor a la que tienen hoy los productores del Valle de Tulum, es que a la sequía deben sumar la falta de embalse en Iglesia, ya que Cuesta del Viento está al sur de las tierras cultivadas. Además, la distancia de 15 días entre uno y otro riego hacen imposible que las plantas subsistan el calor del verano sin agua. Situación que históricamente los limitó a la producción de semillas y frutales.

«Hemos pasado de manejar Citroën 2CV, con el respeto que me merece el Citroën, a manejar un Mercedes Benz. Es un cambio muy importante que nos permitirá mejores producciones con mayor rentabilidad”, sintetiza muy gráficamente Guillermo Alonso, presidente de la cooperativa Valles Iglesianos, que tiene unos 30 asociados.

El nuevo sistema de riego les permitirá mejorar 50 % el rinde respecto al anterior sistema y con ello aumentar los ingresos de cada familia de la cooperativa. «Buscamos que los ingresos aumenten en mayor proporción porque apuntamos a cultivos de mayor valor que antes no podíamos por la frecuencia del riego. Por ejemplo si nosotros hacíamos 1 kilo de semilla de arveja por 40 pesos ahora podremos hacer semilla de pimiento que cuesta 500 pesos el kilo”, dice.

La frecuencia de riego en Iglesia, sólo dos veces al mes, tampoco les permite la siembra de algunas verduras en grandes extensiones, por eso mucha verdura la compran a los verduleros que la llevan desde la Ciudad. Pero con el riego por goteo esa realidad va a cambiar. «Ahora vamos a poder cultivar hortalizas para consumo propio que antes no podíamos. Por ejemplo el pepino si uno deja de regarlo durante 15 días se pierde la planta y eso pasa con la mayoría de las hortalizas que se deben regar cada 7 días. Hoy podemos regar diariamente por lo tanto podemos empezar a producir nuestras verduras para consumo y para la venta como actividad adicional que no teníamos hasta hoy”, señala Alonso.

El ingeniero agrónomo Ramiro Cascón, asesor del programa, cuenta que el reservorio construido en Villa Iglesia tiene capacidad para 6 millones de litros de agua y casi se puede llenar con un turno de agua. Antes, apenas un 10 % de esa agua era aprovechada, el resto se perdía por la pronunciada pendiente del terreno en esa zona.

De esa pequeña laguna artificial, el agua se extrae con una bomba de 5 HP, se filtra, se le adicionan los fertilizantes y agroquímicos y luego se distribuye. Este primer año se sembraron 3 hectáreas para la producción de semillas de lechuga, pepino y poroto, también se realizaron pruebas con pimiento, berenjena y tomate con óptimos resultados. Las semillas de la cooperativa se venden a la Federación de Cooperativas Agropecuarias de San Juan (FECOAGRO), para el programa Pro Huerta, de INTA, al que Iglesia aporta un 20 %.

Juan Bautista Moyano tiene 89 años, la cabeza blanca y las palabras medidas. A su edad sigue sembrando la tierra, la misma que cultiva desde hace 60 años, cuando llegó a Iglesia desde su 25 de Mayo natal. Es socio de la cooperativa Valles Iglesianos desde hace varios años y ahí aprendió que unidos se logran mejores resultados. «Queremos trabajar y esto es un avance grande”, dice.

Pero pocos quedan como Moyano. Muchos iglesianos dejaron de producir y los volúmenes decayeron. Este departamento fue el productor del 80 % de la semilla de lechuga de todo el país, hoy apenas aporta un 20 % de ese insumo para el agro. La producción decayó en la época del 1 a 1, cuando entraba al país semilla muy barata del exterior con mejor presentación y certificaciones. «La gente perdió el mercado y el hábito de producir y esa gente hoy hace otras cosas, no trabaja en el campo. Pocos subsistimos con la idea que hay que producir porque es parte de la economía de un país”, rescata Alonso.

Mientras las visitas recorren las plantaciones, Cascón explica que las 3 hectáreas se cubrieron con una lámina de polietileno que permite conservar la humedad en el suelo y evita la proliferación de malezas que entorpecen el cultivo. En el predio se colocaron 14.000 metros de cinta de riego por hectárea, con un gotero cada 30 centímetros, cada gotero emite 1 litro de agua por hora.

Los miembros de la cooperativa aspiran ampliar a 6 hectáreas este año y de a poco ir cubriendo todo con el sistema de riego por goteo «La meta es ampliar las hectáreas, eso se traducirá en mayor volumen y esto a su vez en más ingresos, una cosa está encadenada con otra y se llega a lo que nos interesa a todos, que el productor gane mas y viva mejor”, apunta Alonso.

Este productor exporta semilla de cebolla a Japón desde hace 15 años y es un mercado que podría abrirse para las semillas de la cooperativa. Pero también hay conversaciones con empresas holandesas interesadas en comprar en la zona por la pureza de la producción.

Sebastián Médici, supervisor de Desarrollo Sustentable de Barrick, dijo que las semillas se mandan a analizar antes de ser entregadas y tienen un 95 % de poder germinativo y 100 % de pureza.

Con FECOAGRO como comprador, los productores se aseguran un precio pactado con anterioridad, y exportando tendrían facturación en dólares, «se duplica el ingreso por productor con el mismo producto”, aseguran.

Antonio Olmos produce semillas de lechuga y poroto, «con este riego recién estamos empezando y ya vemos que tiene posibilidades de hacer otras variedades porque se puede regar cuando se necesita. Acá con el turno de agua cada 15 días no nos alcanza para regar todo, entre cuatro productores alquilamos tierra, tenemos 4 hectáreas cada uno pero el agua sólo nos alcanza para regar 2”, cuenta.

EN LAS FLORES
Esperanza y gratitud, en los rostros de los productores de la Asociación de Productores Rurales Iglesianos (APRI). «Sin esta ayuda de las empresas no podríamos hacer esto, estamos muy agradecidos. Yo soy productor de toda la vida y en la finca no tengo ni tractor, es todo a pulmón. El riego por goteo creo que lo vamos a instalar para la próxima temporada”, dice sin querer ocultar la emoción Remberto Fonseca.

Las frutillas más ricas del país las produjo por primera vez en Iglesia este productor de 69 años, con el asesoramiento de la ingeniera del INTA, María Teresa Fernández. «Es una planta hermosa, produce dos años y ella misma se hace sus plantines o estolones. Coseché 6 kilos por día en muy poco espacio cultivado y se vendió todo acá en la zona, para consumo en fresco”, asegura.

Eduardo Poblete, presidente de la Asociación, es quien presenta al grupo y cuenta que producen semilla de tomate, pimiento y berenjena. «Cada año el agua de riego se vuelve más crítica, tenemos terreno pero no agua, por eso el nuevo sistema se hace vital”, dice.

Los pequeños arbolitos de durazno por primera vez son alimentados con metros de manguera negra que los riega gota a gota, preservando el recurso como algo sagrado. Son casi dos hectáreas en la propiedad de Clemente Sagüéz con 4 variedades de durazno y en su cuidado participa toda la familia.

«Yo lo había sentido esto del riego por goteo pero no me interesó, ahora veo que es una cuestión fundamental y lo dice la experiencia que otros han tenido con el aumento en la producción de tomate por ejemplo. Además en esta zona sin riego por goteo los arbolitos no hubieran subsistido en diciembre, cuando aprieta el calor, hubieran muerto sin agua”, asegura.

Su hija Valeria está a cargo del riego en este predio. Ella contó que no fue tan difícil aprender porque participaron en todo el proceso de colocación del sistema y aprendiendo algo cada día.

EN JÁCHAL
Representantes de seis cooperativas, que suman unos 150 productores asociados, esperan en Pampa Vieja, Jáchal, donde festejan la primera temporada de riego con goteo en 3,5 hectáreas de tomate platense y melón Filadelfia para semilla. La cosecha está un 80 % avanzada y queda poco en el campo.

El ingeniero Lucas Farrán y el productor Víctor Muñoz, cuentan que a pesar de la helada tardía que diezmó las plantaciones, van a terminar la cosecha con los mismos kilos que lograban con riego a manto, 200 kilos de semilla por hectárea, esto los hace proyectar un aumento de volumen en temporadas normales. «Esto gracias a la eficacia del riego por goteo”, aseguran.

El grupo está bien provisto, tienen un tractor que va rotando en las cooperativas, y la plantación también fue mecánica.

«¡Esto es muy bueno! Se ahorra agua, insumos, multiplicas la producción, pero además el riego por goteo es el futuro, cada vez es menos el agua y tenemos que aprovechar bien lo que hay, este riego es la alternativa, no queda otra. Agradecemos mucho a Barrick porque es un sueño cumplido”, explica Eduardo Franovich, presidente de FECOAGRO.

Ramón Balmaceda cuenta que Jáchal dejó de ser el departamento monocultivo de hace 20 años, donde la cebolla era lo único que se producía, de unas 2.000 hectáreas pasaron a las actuales 600. «La cebolla cayó por los precios, con las semillas tenemos un valor asegurado antes de sembrar. Pero llegar hasta acá no fue fácil, unirse fue complicado, dejar de hacer cebolla también, éramos netamente cebolleros. La cooperativa nos cambió el panorama y hoy vamos a tener que tecnificarnos para poder responder porque FECOAGRO nos pide cada vez más volumen”, dice Balmaceda.

Además de las semillas el departamento también está apostando a la alfalfa y al tomate. «La gente está haciendo otras cosas y complementando con semillas”. El beneficio de hacer semilla de tomate es notorio: una hectárea produjo 200 kilos de semilla, el kilo se paga a $500.

Para separar la semilla de la pulpa cuentan con una máquina especial realizada por un jachallero en base a un modelo ya diseñado. La semilla se lava al menos 10 veces, se seca y después se puede envasar.

«Esta experiencia fue tan buena que la vamos a aplicar en el valle de Tulum. Ya nos reunimos con el gobernador Gioja y nos recomendó los créditos blandos para pequeños productores para riego por goteo, vamos a tomar 300.000 pesos y nos alcanza para el reservorio y riego para 3 hectáreas, con 1 año de gracia y 4 para pagar”, cuenta Franovich.

FECOVITA es ejemplo de cooperativismo en el país, tiene una producción anual 250.000 kilos de semillas de 35 especies y 135 variedades.

Fuera de la visita, y por cuestiones de tiempo, quedaron las dos escuelas agrotécnicas que también se beneficiaron con el proyecto: Cornelio Saavedra y Manuel Belgrano, donde se capacitan unos 800 jóvenes.

Las mujeres, arriba
Fueron ellos los que admitieron que hasta nos hace mucho las cooperativas eran «muy machistas” y no había mujeres. Pero desde hace 10 años ellas comenzaron a ocupar un lugar y vienen exigiendo mayor protagonismo.
Ya sea como fraccionadoras de semillas, artesanas, o productoras, participan de las reuniones y aportan su mirada. «Nosotras tenemos el fraccionamiento de semillas en bolsas para Pro Huerta, lo hacemos dos veces al año. Pero ahora queremos ver si nos ayudan para tener una pequeña fabriquita de dulces, porque acá hay mucha fruta que se pierde, manzana, pera, durazno, membrillo, incluso ahora con el riego por goteo nos podrían proveer alcayota para el dulce”, dice Silvina Pinto, de la cooperativa Valles Iglesianos, con el apoyo de otras cuatro mujeres.

Alina Sveruga, de APRI, trabaja con un grupo de artesanas en el mejoramiento de la lana para tejidos. Hace poco recibieron una máquina de hilar y cargadora y las muestran funcionando. En mayo tendrán una capacitación en tejidos y quieren salir a producir para el turismo.

Además también sembraron una variedad de flores para secar y vender y colorearon cardos para ramos ornamentales. «Siempre buscamos alternativas, también hacemos dulces y orejones (fruta seca) con las 10 mujeres del grupo. Vamos a mejorar con la esquila anual la calidad de la lana que luego teñimos con anilinas y colorantes naturales para producir y vender la trama, que es la lana tosca y gruesa para hacer peleros, y el hilo, que es más fino y se usa para tejer”, explica Alina.

También en las cooperativas jachalleras hay un grupo numeroso de mujeres que fraccionan semillas y trabajan en el campo codo a codo con sus padres, hermanos y maridos.

Los jóvenes cooperativistas
Rodolfo Caballero tiene 27 años y es el presidente de la cooperativa Unión Del Fical, de Jáchal. Sembró 1 hectárea y otra de zapallo que se ya se cosecharon. «La cooperativa ayudó mucho en Jáchal, antes se trabajaba un solo cultivo, la cebolla, a partir de juntarnos pudimos diversificar para FECOAGRO”.

 

Caballero sumó algo clave: «A través de la cooperativa muchos jóvenes se quedan porque hay más posibilidades, hay carreras en el departamento y se complementa con trabajo. Antes se iban afuera a estudiar y ahora están volviendo porque hay más oportunidades”.

Ella agrega que en todo el departamento la participación de los jóvenes en el campo es importante, «acá la producción es en familia y todos seguimos con esto”, asegura.

DESTACADO
Silver Wheaton es la empresa que le compra la plata de Veladero a Barrick y juntas pusieron en marcha el Programa de Fortalecimiento del Sector Agrícola de Iglesia y Jáchal. «Sumamos tecnología de riego para el cultivo frutihortícola. Disminuimos el uso del agua, incrementamos la productividad, optimizamos el uso de agroquímicos y capacitamos en Buenas Prácticos Agrícolas”, dicen los responsables.

Fuente: Tiempo de San Juan

Abrir chat
1
Contáctanos por whatsapp!!!
Hola, en qué podemos ayudarte?